KIRCHNER TIENE MIEDO

“no voy a aceptar la extorsion de nadie”, dijo el Primer Mandatario Argentino en la Matanza. Claro, ante el aluvión de información que corrió en los medios con la crisis en Santa Cruz nuestro Presidente no podía recular. Debía entonces disfrazar de alguna manera el problema y hacer rodar la bola por otro carril. Primer gran falsedad, el pueblo no extorsiona, si el 10% del padrón electoral de Río Gallegos se moviliza bajo la consigna “aumento salarial” no hay Al Qaedas o Bin Laden detrás de las marchas. No hay peligro de guerra química, ni de golpe militar por parte de los manifestantes. Sólo una recomposición salarial. ¿Se entiende?

Si una y otra vez se encarga de distanciarse (nominalmente) de lo que suceda en Santa Cruz ¿Por qué salió con los tapones de punta a salvaguardarse?

Hubo un reconocimiento implícito de su influencia directa en la provincia. Segunda mentira el sueldo de un maestro no supera los 1.400 pesos, y con doble cargo no pasa los 2300 pesos. Entonces ante la prueba irrefutable de su falacia ¿a quien echarle la culpa? Respuesta: a la Iglesia

Siempre fue tortuosa la vinculación con la curia. No hay nada más lejos de su aprecio que los devotos de Dios, los intelectuales y los críticos, aquellos que con prebendas no se puedan adquirir, o doblegar.

“Conmigo o sinmigo”

Su pasado menemista lo marcó a fuego, con secuelas que perduran hasta hoy y que dieron paso a la formación de esta nueva concepción mística y económica: la doctrina K.

No existe El sagrado Texto que contenga las Máximas Kirchneristas, se hacen y se escriben sobre la marcha. Todo es etéreo, como su propio partido el Frente Para la Victoria, dejar huellas puede jugarle en contra en un futuro, y ante la duda no hay evidencias físicas. No hay estadísticas, planos de construcción, planificación, justificaciones, oposición en fin nada.

¡Con o sin ti! dijo Kirchner en la primera Gobernación de Santa cruz. El radicalismo fue testigo carnal de esta nueva política, ya que hoy sobreviven los vestigios de un partido, casi sepultado, que no pincha ni corta.

Pero la fachada de un sistema arbitrario, no logra subsistir en el tiempo sin contemplar acciones que contrarresten los cambios sociales que se gestan producto de la misma imposición. Sin planificación, el desborde social se cae por su propio peso, y no por oportunistas políticos en búsqueda de provecho electoralista.

Los factores disparadores pueden ser muy simples, un aumento, la retribución de pasajes, descuentos mal hechos, malas condiciones de trabajo. El estado es el principal evasor impositivo, el impulsor de medidas restrictivas y el responsable de obstruir el derecho constitucional a la huelga que le asiste al trabajador. Irónicamente por los caminos legales, veda los recursos de amparo que los trabajadores presentaron para impedir los descuentos por los días de paro, que arbitrariamente se efectúan presionando a la justicia. La desacreditación constante, la negación, el mutismo oficial, y las operaciones de prensa para tapar un bache con el dedo meñique, son algunas de las maniobras de emergencia de la gestión Sanchista.

Todas estas actitudes provocaron el malestar social que más temprano que tarde se canalizo de manera súbita. En Juan Bontempo y Daniel Varizat no cabía razonamiento, ya que privados de sensibilidad social la situación estaba fuera del alcance de su restringida capacidad de reflexión.

No hay peor contragolpe para el Presidente que una negativa rotunda de su interlocutor, lo padecieron en carne propia varios funcionarios actuales de su gabinete, quienes por desconocer su autoridad oportunamente sintieron el frío polar del olvido que les impuso su mentor, en pocas palabras los mandó al freezer temporalmente.

Premios para los que obedecen al pie, escarmiento para los desacatados que osan desentenderse de su prédica. No hay espacios para otras religiones, ni siquiera para el catolicismo.

Los poderes no son autónomos en esta nueva concepción, cada uno funciona amalgamado con el otro en pos de la paz social, intervenidos perpetuamente y dirigidos por voluntades maleables ajustadas a la demanda unipersonal del estado.

Dos cuerpos no pueden ocupar un mismo espacio, y el kirchnerismo no pretende dejar espacios. Pero invadir instituciones no le ha garantizado el monopolio, la gran corporación K tiene un gran obstáculo que no permite afirmar su hegemonía: La iglesia. Salvando las abismales diferencias, le ocurrió a Perón y sucede lo mismo con Kirchner, después del trago amargo de la victoria eclesiástica en Misiones, quedó en evidencia el límite de su jurisdicción.

Aunque no insiste en atacarla no puede evitar hacer apreciaciones sobre los clérigos en cada discurso, ya que enfrentarse abiertamente sería nefasto para su maratónica carrera política. Por eso cuando a través de sus informantes en horas de la tarde de la movilización en Río Gallegos le llegó el dato de la presencia de la iglesia por medio del Obispo Juan Carlos Romanín, sintió un frío polar, aquel que acostumbra hacerles sentir a sus enemigos, y que lo dejó perplejo por unos instantes. Una maraña de pensamientos confusos pasó por su mente, ¿Cómo sucedió aquello?, ¿cómo evitar que la bola de nieve venga sobre él?. Aunque sus ingentes esfuerzos por no meterse en líos lo atormentan, no pudo evitar hacer mención a lo sucedido, aunque avivadamente ya no volvió a quedar en evidencia y prefirió enfundar el mensaje, que sólo sería descifrado por Romanín quien le respondió que apoyar una iniciativa no es fundirse con ideologías. Kirchner divide y sectoriza para su comprensión, blanco y negro, malos y buenos, usable y desechable ¿De qué lado colocará a la Iglesia en esta oportunidad?, no se trata de otra “Piña” política sino de una jugada estratégica que de perderla puede costarle la provincia de Santa Cruz y tal vez una segunda vuelta en su reelección como Presidente.

Juliana Lasagno

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